Wednesday, May 30, 2012

No me mires con esos ojos

porque no me termina de convencer Florence and the Machine, o porque para variar estoy posponiendo mis obligaciones por venir a ventilar asuntos que a nadie le interesan. O porque estos últimos días me ha costado muchísimo trabajo quitarme la pijama y hacer mis cosas cotidianas. Y es que a un par de semanas de mis exámenes finales y en medio de una ola interminable de asuntos pendientes solo me queda pensar que necesito desahogarme. Entre las sospechas de cáncer de mama a principios de este año y las vueltas constantes al médico, de repente me di cuenta que me obsesiono muchísimo con cosas pequeñas, de hecho, el problema es que me obsesiono con cosas/objetos/estupideces. De repente llegó el momento, donde tuve que pensar, ¿y qué si las cosas no salen como yo las planeé... o qué será lo peor que pueda pasar si no está todo bajo [mi] control? Y nada, que la respuesta fue simple, nada. La verdad es que no pasa nada, una vez que evalúas las consecuencias de algo tan sencillo como reprobar un examen, o no firmar a tiempo un contrato de renta, no se comparan con las consecuencias que podría tener que te quiten una mama por ejemplo. O incluso peor, que aún con que te quiten una mama, no te quiten un cáncer metastásico... mejor ni pensar en lo que sigue.

Después de llegar a esta conclusión (bastante obvia por cierto), solo me queda sentirme afortunada y dejar de atormentarme por cualquier "cosa/objeto/estupidez".